¿Has pensado alguna vez en todas las situaciones que se vuelven pequeñas tormentas en tu vida?

Para muchos, la despedida del año viejo y el reinicio que trae el nuevo, atiza sensaciones de agobio y desorientación.

Que si las fiestas, los regalos, las actividades, el caos del tránsito y las tiendas, armar las cenas, las reuniones, el gasto, el dolor de las sillas vacías en la mesa o que el COVID que obliga a cancelar los encuentros.

También los propósitos para el nuevo año, metas que se ponen en papel con esperanza de cumplirse y el peso de las expectativas.

Todo eso y otras tantas cosas son una buena oportunidad de repensar la vida y a nosotros mismos.

Organizar nuestras finanzas para un año que anuncia que viene duro. Mirarlo como 365 oportunidades para revaluarse y reencontrar nuevos propósitos donde siempre se viva y se actúe desde la solidaridad.

No será fácil, pero intentarlo es lo obligatorio. El tiempo pasará de cualquier forma y la meta debe ser aprovecharlo de la mejor manera.

Liberarnos de cargas emocionales innecesarias, fortalecer nuestras relaciones familiares y de amistad, aprender a respirar para calmar las ansiedades y las emociones. Reconocer que somos más fuertes de lo que pensamos y que, a pesar de eso, podemos necesitar ayuda.

Este 2023 hay que buscar la manera de mejorar hábitos, decisiones y conductas para aprender a vivir más ligero.