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Como ciudadana, me siento muy orgullosa de todos los que han emprendido una micro o pequeña empresa en la República Dominicana.

Para el 2014, existían más de 1 millón de microempresas en el país, que representaban el 41 % de los ocupados y cuyos propietarios eran 51 % mujeres, según el estudio que hiciera Fondomicro titulado “Micro, Pequeña y Medianas Empresas en la República Dominicana”. 

Las microempresas dinamizan la economía local y provincial, pues son fuente importante de generación de empleo e ingresos. Durante la pandemia, fue evidente, pues ante la salida de 226 mil personas del sector formal, cerca del 30 % de ellos, encontraron una alternativa al desempleo, con la creación de una microempresa.

No es sorpresa para nadie, que los dueños necesitan financiamiento, educación financiera y tecnología financiera adaptada a ellos. 

Durante décadas, desde los años ochenta, han recibido apoyo de entidades de la economía social con el surgimiento de Asociaciones Sin Fines de Lucro y Cooperativas de Ahorro y Crédito que implementaron programas de microcrédito. 

En la República Dominicana, se han incorporado fintechs al ecosistema, que ha permitido entregarles los servicios financieros de forma más eficiente.

Hoy son catorce las entidades financieras dominicanas que apoyan a las mipymes y que reportan a la Red Centroamericana de Microfinanzas (REDCAMIF). Registran cerca de 600 mil préstamos activos y una cartera de US$ 800 millones de dólares.

A estos se les suman cerca de 290 mil microcréditos registrados en la banca dominicana a diciembre de 2022, tomando en cuenta que algunas entidades reportan tanto a la Superintendencia de Bancos como a REDCAMIF.

Sin duda, que este sector pudiera crecer más si pudiera beneficiarse de recursos a tasas competitivas.

Esperemos ver en los próximos meses datos de esta cartera de créditos, que muestren como ha crecido, gracias a la inversión de los recursos liberados del encaje legal y otorgados con la Facilidad de Liquidez Rápida.

Igualmente esperar que la tendencia decreciente de las colocaciones de Promipyme sea revertida en los próximos meses para que beneficien a mayor cantidad de personas.

Apoyarlos es creer en los sueños de miles de compañeros/as.

Lilliana Rodríguez-Álvarez, economista especializada en finanzas, con maestría en políticas públicas y sociales.