En el gobierno de Danilo Medina la idea era encadenar la producción nacional al turismo. La idea de Abinader es destruir la producción nacional en aras del turismo.  

Hablaba el expresidente Medina de “enganchar nuestra economía a la locomotora del turismo”.

Para el presidente y su equipo lo importante no es nuestra economía sino seguir el modelo importador y monopolizador que beneficia a las élites.

Porque hasta el 2012, casi todo lo que se consumía en los centros turísticos del país era de importación.

La idea de Medina era que debíamos producir todo lo que necesitaran esos establecimientos.

Puesto que el turismo opera en dólares, era como exportar, pero dentro del país, y reducir las importaciones a lo indispensable. Ganancia por todos lados.

Para eso estableció Medina la meta de un turista por cada dominicano o diez millones de turistas. Meta hacia la cual nos dirigimos aún, ahora con mucha propaganda y gran retroceso.

Porque hoy nuestra producción agropecuaria es un fracaso y el gobierno regresó a las importaciones. Que dejan muchos y rápidos beneficios a los socios del gobierno, pero arruinan al país.

Y, para tapar la realidad, está la fanfarria en los medios.

Con fanfarria en Monte Grande inauguran un embalse al que aún faltan las obras que lo harían útil.

Con fanfarria lleva un crucero a Pedernales sin que hubiese allí nada que ofrecer a los visitantes.

Con un presupuesto enorme, la fanfarria en turismo no cuenta el daño que hacen las plagas a la producción agropecuaria ni que de nuevo los turistas vuelven a consumir importaciones. Dólares y empleos menos para el país.

Es la fanfarria de una reelección difícil que con un gasto enorme en propaganda busca ocultar fracasos y una realidad muy triste.