Para decir mentiras y comer pescado, al parecer, ya no hace falta tener cuidado.

Tan evidente fue aquello, que no hizo falta esperar el análisis de expertos al concluir el discurso para darse cuenta de los baches, las imprecisiones y las infaltables mentiras.

El intento por destacar imaginarios logros en temas como educación y salud, fue bochornoso para su figura. Con el descalabro en pie, mejor era evitar los temas y seguir prometiendo lo prometido.

¿A quién querría convencer este Gobierno? ¿A los agricultores que quebró? ¿A los pacientes que no atiende? ¿A estudiantes sin escuelas? ¿Al Medio Ambiente que depreda?

Quizás habrá convencido a quienes entrega patentes de corso para apropiarse de lo público.

Los «datos irrefutables» no se corroboran ni con las estadísticas de las propias instituciones. Penoso.

El momento cúlmine de lo patético fue el intento de hacer Stand-up Comedy con lo del «Pollo index», chiste incomprendido en el auditorio. Ahora se compra más pollo que en 2011. ¿Qué? Celebró el sueldo mínimo de 16 mil y se le olvidó mencionar que la canasta básica supera los RD$42,000.

Él mismo se rio. Seguro la gente en casa también se murió de la risa… o del hambre.