El gobierno del “cambio” procura que los dominicanos sustituyamos el escándalo de los Papeles de Pandora, el escándalo en el INPOSDOM, los escándalos en Educación, el miedo al hambre, el miedo a la inflación, el miedo a la escasez y al desabastecimiento, el miedo al desempleo, el miedo a la pandemia… por el miedo al haitiano.

Conveniente para el “cambio”, probablemente, ¿pero conviene al país una política tan perversa y retorcida como sus promotores desde Pedro Santana hasta Trujillo?

¿Conviene al país una política de cacería y de confrontación con el vecino al que ya este año de crisis económica y pandemia le hemos vendido casi mil millones de dólares, sin contar el comercio informal que debe representar otro tanto?

Las redes sociales difunden constantemente mensajes de racismo y xenofobia preocupantes porque encuentran eco en actitudes del gobierno violadoras de los derechos humanos y que nos catalogan a nivel internacional como lo que no somos.

¿Ha calculado el gobierno del “cambio” lo que eso puede representar para nuestro turismo?

A pesar de las manipulaciones de sus élites, las relaciones entre el pueblo haitiano y el dominicano han sido tradicionalmente de colaboración.

¿Por qué tiene el gobierno que sembrar cizaña donde tradicionalmente han fructificado la solidaridad y la colaboración?

Historiadores sensatos y estudiosos de la historia de las relaciones entre ambos pueblos insisten en que Haití no constituye un peligro para la República Dominicana.

¿Por qué tiene el “cambio” que servir los intereses de los sectores más atrasados de ambos países si no es para tratar de sustituir las preocupaciones actuales del pueblo dominicano por el miedo al haitiano?

El “cambio”, por ahí, tampoco va por buen camino.