No quiere democracia
El Presidente no cree en la democracia. Participa en la cumbre de la triple entente con Costa Rica y Panamá «para el desarrollo en democracia», pero no cree en la democracia.
Si creyera en democracia, el Presidente guardara los discursos y golpes sobre la mesa y se dedicara a recuperar la abandonada (por su Gobierno) política de democratización del crédito.
Se ha denunciado sin consecuencias: lo prestado al campo a tasa cero va a para en su mayoría a manos de grandes empresarios y no pequeños y medianos productores.
Si creyera el Presidente en democracia, apostara a continuar y mejorar la construcción de aulas, la jornada escolar extendida y las estancias infantiles, para democratizar cada vez más el acceso a educación en nuestro país.
Si al Presidente le interesara la democracia, los suplidores del Estado serían más y estarían mejor equipados. Y obtuvieran contratos para suplir mediante concursos transparentes, no para beneficiar a compañeritos de partido.
Llama el Presidente «fortalecer la democracia» a tratar de modificar la Constitución con un proyecto que, lejos de independizar la justicia, la haría cortesana de su voluntad: nombraría jueces y Procurador hasta 2028, mientras se aprueba una ley que aún no existe.
¿Fortalece la democracia despojar al pueblo de sus instituciones para ponerlas a la orden de grupos privados?
Está claro que o el Presidente tiene un concepto equivocado y viciado sobre democracia o realmente no cree ni quiere democracia.
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