No hay cariño
Hace unos días visité instalaciones deportivas públicas en ocasión de competencias de patinaje de mi nieto mayor. Por su estado deplorable, noté que no había allí cariño. En cambio, niños y jóvenes me impresionaron por su dominio técnico en la disciplina.
La pista de atletismo está muy deteriorada. El pavimento dañado. Lo que llaman capa de chevron. No creo que allí pueda o deba correr ningún atleta. Los baños, un desastre.
El arbolado, indispensable para hacer acogedor los alrededores que interconectan las instalaciones, podría mejorarse con un estricto protocolo (técnicos del Jardín Botánico y paisajistas podrían colaborar), involucrar a los usuarios, vecinos, buen cuidado (poda, fertilización, reguío) y contratar un equipo de hombres y mujeres capacitados, bien equipados y con estimulantes salarios.
La pista de patinaje me pareció bien, aunque deberían agregar gradas para comodidad de los asistentes. Igualmente, disponer de atención médica, pues cinco niños desmayaron por golpe de calor.
Las costosas instalaciones deportivas públicas son utilizadas muchas veces para actividades lucrativas privadas de artistas, religiosos y políticos sin costo, mucho tráfico y deterioro progresivo.
Ojalá el Ministerio de Deportes le ponga cariño a estas enormes y útiles instalaciones en La Vega e invierta en recuperarlas.–
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