Lo sabemos, pero duele: el aumento en los precios lo sufren más los que ganan poco, aquellos que tienen un salario fijo, pensión y otros que no ingresan, porque están desempleados.

El impacto del alza de precios no es el mismo para quien gana 10 mil o 20 mil pesos mensuales y otro que gana 100 mil o 200 mil pesos mensuales.

El alza de precios es un recorte desigual del ingreso real de las personas. Sufrimiento desigual ante la inflación: a menos ingresos, más dolor.

Desde los primeros meses del año se estuvo diciendo que alza de precios sería transitoria. ¡Qué va!

Desde octubre del año pasado los precios comenzaron a subir y no han parado de hacerlo. En promedio 7.72 % hasta octubre del mes pasado.

Mercedes Carrasco, una acuciosa economista dominicana, se tomó el trabajo de curcutear las cifras y descubrió que si bien la inflación promedio interanual a octubre 2021 pudo haber sido de 7.72 %, los panes sobado y de agua subieron 20 % y 24.4 % respectivamente, la carne corriente de res aumentó su precio un 43 %, el pollo fresco, 33.1 %, el salami, 20.8 %, los huevos, 27.8 %, el aceite de soya, 42.3 %, las habichuelas rojas, 59.3 %, los refrescos, 13.8 % y el arroz, 8.9 %.

También el transporte: el pasaje en carro público aumentó 21.4 %, en motoconcho, 19 % y en autobús urbano 16.8 %.

Los materiales de construcción, en indagaciones hechas por la Comunidad Ojalá, encontramos aumento de 60 % en el block de 6″, de 50 % en el quintal de varilla 3/8″, 34 % en la funda de cemento, 53 % en la arena gris, 40 % en los tubos pvc, 50 % en las pinturas y 35 % en materiales eléctricos. El costo del metro cuadrado de vivienda, según ACOPROVI, subió entre 25-30 %.

Promediar cifras es un ejercicio abarcador y útil, pero el diablo está en los detalles, ahí donde la puerca torció el rabo.