El río Brujuelas  alimenta el sistema Brujuela-Casuí, que abastece de agua potable, con más de 15 millones de galones, por día los acueductos del municipio Santo Domingo Este, Boca Chica y otros poblados de la zona Este. 

Este importante río nace en la Sabana de Guabatico, 10 km al este de Bayaguana, atraviesa los humedales de Guerra y corre subterráneo desde la carretera Mella hasta su desembocadura en la bahía de San Andrés, Boca Chica, recorrido de más de 40 km.  

Una vez el río Brujuelas entraba libremente al mar, pero al ir cercando la playa los negocios, entonces el río emerge por dónde puede. Sus salidas al mar son caprichosas y cambian de lugar por temporada, algunas veces por intervenciones humanas o por las sequías, agravadas ahora por El Niño, La Niña y el Cambio Climático.

La Cuenca del Brujuelas es demasiado importante para dejarla en manos de desaprensivos, oportunistas y sinvergüenzas del Congreso y de las inútiles autoridades de Medioambiente.

Su recorrido por varios municipios y provincias clama por un Plan de Comanejo ya que afecta la vida de millones de personas y de áreas importantes para la biodiversidad como los humedales de Guerra, y  el sistema de cavernas de Santo Domingo Este, no solo importantes para el caudal acuífero del río y la biodiversidad troglodita (así se llaman los seres vivos de las cuevas) sino también de carácter histórico por Los Palmeros del 12 de enero.

También alimenta este río lo que queda del manglar de La Matica, en Boca Chica, que está restaurando la Fundación Verde Profundo. Sin este manglar la carismática playa desaparecería engullida por el oleaje y más ahora con la amenaza de la subida del nivel del mar.

Funcionarios del crimen ecológico institucionalizado pretenden dar el palo acechao e instalar otra de las tantas estaciones de combustible sobre una de las cavernas por las que discurre el Brujuelas. ¿Qué pretenden? Contaminar el agua de todo Santo Domingo Este y Andrés Boca Chica.

Solo por unos milloncitos y una bomba de gasolina más, de tantas que brotan como hongos de los excrementos animales que al parecer sirven para lavar fortunas, no tan benignas como los hongos.

Ángela Guerrero
Bióloga. Botánica. UASD.