Neonazis a la carga

16-11-2021
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Las propuestas neonazis, que algunos prefieren llamar populistas de derecha, han ido ganando notoriedad, simpatía y hasta aprobación de algunos funcionarios del gobierno dominicano y de otros poderes del Estado.

El avance de las soluciones neonazis a la cotidianidad de la gente ocurre cuando los gobiernos democráticos no son capaces de aplicar políticas exitosas para contener el deterioro de la calidad de vida y, el malestar que genera, da paso a la incertidumbre y a la inseguridad.

Cuando los gobiernos democráticos pierden la capacidad de ilusionar y de sembrar esperanzas en los gobernados y se hacen adictos a propagar miedos, odios e incertidumbres para sostenerse.

Que es lo que ha ocurrido en países de la Unión Europea donde los capataces neonazis cogobiernan o tienen gran fuerza parlamentaria y en los EE.UU. donde lograron influencia en el gobierno Trump.

En nuestro país, esas ideas o propuestas consideradas descabelladas, locas, temerarias e impensables años atrás, han cobrado fuerza por las mismas razones que en la Unión Europea y los EE.UU, es decir, el Estado dominicano no ha sido diligente en proteger a los dominicanos, negocios y familias, de los daños causados por la crisis sanitaria: alza en los alimentos, combustibles y medicinas, desempleo persistente, desprotección de los productores del campo y de mipymes.

Sus blancos preferidos son las mujeres, los trabajadores extranjeros sin papeles y los partidos políticos democráticos. A las primeras las acusan de desobedientes y a los segundos, de intrusos. A los terceros, los demonizan como un grupo de vividores y malgastadores que no saben gobernar con mano dura, sin contemplaciones.

Los capataces neonazis de allá y de aquí tienen rasgos comunes: son vocingleros/as, cultores/as del lenguaje soez y violento y capaces de mentir con el mayor desparpajo.

Ahora, le temen como el diablo a la cruz, a la unidad de partidos democráticos fuertes y a una población que se moviliza sin miedo en defensa de sus derechos.

¡Ojo al Cristo!