Conviene recuperar algunas informaciones ofrecidas recientemente por el Banco Interamericano de Desarrollo (ojalá.do. Economía y empleos. República Dominicana. 13-12-2022) porque podrían ser premonitorias.

Dice el BID que al 76.8% de la población dominicana le preocupa que su hogar no tenga suficientes alimentos. Que el 36% reduce la cantidad de comida y que el 25% disminuye la frecuencia diaria de las comidas.

El 30.87% de la población no había recuperado su nivel de bienestar pre pandemia.

Los datos corresponden al 2021, pero no hay que ser un genio para saber que 2022 no fue mejor que  2021 en los temas de que se habla, aunque para 2022 hablemos de una inflación de alrededor de un 8% (casi el doble del promedio (4.4%) registrado entre 2009-2019).

Son y siguen siendo muy preocupantes tales datossi recordamos que una cosa es la inflación promedio anual y otra la inflación REAL que padecen las familias (100% el pollo, 300% el aceite, casi 100% el huevo…).

Es un hecho que las medidas tomadas por el gobierno para enfrentar la situación (importaciones libres de arancel, préstamos a tasa cero, mercados del INESPRE) no surtieron en 2022 el efecto propuesto, como advierten los especialistas.

Más aún, se agregaron problemas de precios y abastecimiento en los víveres. Los precios del plátano y las papas, por ejemplo, alcanzaron niveles astronómicos.

Los datos de aquella publicación son probablemente la explicación de los nuevos y jóvenes zafaconeros que observamos en nuestros barrios.

También de la migración ilegal y masiva de dominicanos de que hablan los medios.

Desde luego, lo peor es que mientras las familias sufren el gobierno sigue en Babia, envuelto en fideicomisos (dudosos, pero jugosos, según parece), reparto de bonos (dudoso, pero jugoso) a través de sus dirigentes, y propaganda abrumadora (jugosa, pero mentirosa).