Microempresas inmobiliarias turísticas
Dominicanos y extranjeros de clase media están incursionando en el negocio inmobiliario turístico. Compran, habilitan apartamentos y viviendas para alquilar a visitantes extranjeros y dominicanos en zonas turísticas de playa y montaña y ciudades.
Cuantiosa y creciente, mercadean su inversión a través de plataformas digitales como Airbnb, Booking y otras.
Para que tenga usted una idea de la fortaleza de este nuevo y audaz actor, se calcula que hay 93 mil unidades, con precios muy atractivos, ocupación de 35 % y facturación estimada de 500 millones de dólares el año pasado.
Las grandes empresas hoteleras disponen de 83 mil habitaciones a las que se adicionarán otras 16 mil en construcción. La ocupación fue de 75 % y la facturación estimada de 8,500 millones de dólares en 2022.
Las microempresas inmobiliarias turísticas dinamizan los negocios en las comunidades, mejoran los ingresos de la clase media y amplían la oferta turística sin ningún costo o sacrificio fiscal para el Estado.
Atraen a un público mayoritariamente joven y no tan joven, que aprecia su libertad, procura experiencias gastronómicas, musicales, deportivas; que quiere tener control de la higiene, del tiempo y de su privacidad, y poder acceder a lugares donde no resulta atractivo para la gran inversión hotelera.
El gobierno dominicano ha dicho que va a regular su participación en el mercado, no únicamente con fines recaudatorios, sino también por seguridad y calidad, lo que es muy saludable.
Ojalá lo haga con el mismo cariño que reciben las grandes empresas hoteleras.
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