¿Mejor?
Entre los hechos y las palabras, siempre hay que buscar que ambas guarden congruencia. Si lo que se dice no se parece a lo que se hace, la credibilidad y la confianza se afectan.
Repetir las palabras cambio y mejor no garantizan ni que vayamos bien, ni que los cambios sean positivos. Ya lo hemos comprobado los dominicanos.
Al grito están medioambientalistas y biólogos, porque los peces mueren en Barahona, porque se destruyen las lomas de Monte Plata y la sierra de Bahoruco afectando las especies, únicas, en el mundo, que allí habitan. ¿Mejor en temas medioambientales?
De un mismo tema, funcionarios y allegados sin despacho ofrecen cuatro o cinco versiones, ninguna se parece entre sí. No hay una voz oficial creíble o con la que se pueda confirmar nada. ¿Mejor en comunicación?
No se realiza a tiempo una licitación fundamental para el sistema eléctrico, costando dinero al país, familias y negocios. Se dejan caer las escaleras del Metro, para luego anunciar un plan de recuperación. Aquí manda la improvisación.
¿Mejor en gerencia del Estado?
¿Mejor el sistema de transporte, a todas luces colapsado, con tapones interminables y con aumentos en los costos de 39 servicios de la institución que lo rige?
Los que no tienen donde mandar a sus hijos porque no tienen escuelas, o porque, después de tenerlos diariamente hasta las 5 de la tarde, con desayuno, almuerzo y meriendas garantizadas, solo estarán en los planteles dos días por semana. ¿Están mejor esas familias?
Quejas de suplidores de almuerzo escolar, la contratación de maestros sin concurso, la incapacidad de las autoridades para, en un año completo, no haber garantizado que los planteles estén listos para recibir estudiantes y maestros. Un año escolar perdido y, el nuevo, con miras a ir por igual o peor camino. ¿Mejor en educación?
Más apagones, aumento de luz en camino y Punta Catalina perdiéndose. No se sortean las obras ni los permisos de importación.
Pestes y fiebres, porque no hay sanidad animal ni controles. Los alimentos aumentan de precio, haciendo que las familias coman menos y peor.
Los que no reciben sus medicamentos de Alto Costo, los que deben esperar meses para tratar su cáncer. Los cancelados sin prestaciones.
Los que pagan el pollo a 80 y 90. ¿Seguros que están mejor?
Mejor están los suplidores de las comelonas de los funcionarios, muchas y finas. Mejor deben estar los empresarios que pagan aviones, rendiciones de cuentas y regalos, vaya usted a saber el costo de su desinterés. Mejor están, por mucho, los que veían mal que un medio del interior recibiera 25 mil pesos en publicidad, porque ahora ellos la reciben con muchos ceros más.
Mejor, mejor, mejor.
Se repite en cualquier área entre cuentos, verdades y sensaciones.
La realidad, la sabe usted como yo, es que no estamos mejor.
Y apenas estamos en los trailers.
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