Los Palmeros
Como pasa el tiempo.
Hace 50 años que toda la saña político, militar e imperial se cebó contra 4 jóvenes revolucionarios dominicanos que luchaban por un mundo más justo.
Aquel enero triste lleva sus nombres tatuados en la memoria.
Cuanto miedo y cobardía armada apuntaron contra los sueños de apenas 4 muchachos y de nosotros también.
Aquella dulce entrega por una patria de todos y todas se llama Amaury, Virgilio, Bienvenido y Ulises.
Las palomas y las ciguas palmeras danzan sobre sus frentes llenas de luz y con sus picos señalan el camino de las estrellas.
Cuanto odio contra la ternura y la alegria.
En homenaje a su dignidad y gallardía, va este poema de Manuel del Cabral, porque quizás compadre Mon ya sabía que ustedes estaban hechos del barro de esta tierra de soles y magrugadas.
Gracias del alma, muchachos de la Patria.
Aire durando
Manuel del Cabral
Quién ha matado este hombre
que su voz no está enterrada?
Hay muertos que van subiendo
cuanto más su ataúd baja…
Este sudor… ¿por quién muere?
¿por qué cosa muere un pobre?
¿Quién ha matado estas manos?
¡No cabe en la muerte un hombre!
Hay muertos que van subiendo
cuanto más su ataúd baja…
¿Quién acostó su estatura
que su voz está parada?
Hay muertos como raíces
que hundidas… dan fruto al ala.
¿Quién ha matado estas manos,
este sudor, esta cara?
Hay muertos que van subiendo
cuanto más su ataúd baja
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