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Los Haitises son el emblema de la lucha ambientalista en nuestro país. Ha sobrevivido a muchas ambiciones y es sintomático que se reviva el mismo proyecto de ley una y otra vez.

No importa quién lo someta como pieza legislativa. No procede por las razones ya expuestas por la Coalición Ambiental y el Grupo Jaragua en 2015.

Cambiar los límites de un área protegida no es asunto baladí. Requiere un procedimiento legal, constitucional y técnico complejo que debe fundamentarse en estudios científicos pertinentes que avalen la propuesta sometida a la sociedad civil de manera transparente.

Así que, señores del Senado, no va la modificación a los límites de ninguna área protegida. Ustedes no administran nuestra biodiversidad y, al parecer, no tienen idea de los servicios ambientales que prestan a los humanos que dependemos de ellas.

Lo recomendable es un estudio de equivalencia ecológica como se hizo en el parque Jaragua en 1997-1998 para resolver el conflicto con la minera Ideal S.A. La superficie de terreno no es lo más importante cuando de biodiversidad se trata, sino los organismos que lo habitan.

No es lo mismo un bosque  nublado, que una plantación de aguacates. Tampoco un área marina es equivalente al bosque ombrófilo de Los Haitises que, sería la supuesta ganancia para el parque.

Hay que comparar los inventarios recientes de biodiversidad de las áreas a permutar, analizar los resultados, socializarlos y consensuarlos con todos los actores involucrados y, luego, hacer el proyecto de ley pertinente. Así que, señores senadores, como los zapateros: a sus zapatos.

Ángela Guerrero. (Bióloga. Botánica. UASD)