Lo que nos cuesta la deforestación en Haití

17-05-2025
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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21 años después, la tragedia se puede repetir. Lo que pasó en Valencia, España, es parecido al caso del río Blanco, en Jimaní –Soliette, en Haití—conocido por sus crecidas catastróficas y mortales.  En la madrugada del 24 de mayo de 2004, su desbordamiento repentino causó desolación y pérdida de 700 vidas en ambos países.

El río Soliette nace en el macizo montañoso de la cadena de la Selle, en Haití, a más de 2500 metros sobre el nivel del mar, y fluye hacia el noroeste en la llanura de Cul-de-Sac durante unos veinte kilómetros antes de orientarse hacia el norte. Luego de cruzar la frontera, recorre unos diez kilómetros en República Dominicana, y desemboca en el lago Enriquillo luego de pasar por Jimaní.

Es una cuenca caliza y relativamente pequeña, de 150 kilómetros cuadrados, y un cauce de apenas 30 kms. El caudal del río solo es superficial cuando hace crecida, debido a la deforestación y la infiltración, por lo que la acumulación de 148.8 milímetros de lluvia produjo tales consecuencias.  

Este mayo de Niña tardía trae de nuevo la desolación a miles de familias desplazadas en las provincias afectadas. Huérfanas de protección, no solo para las personas, sino  también para nuestras cuencas hidrográficas arrasadas por la deforestación, las mineras como la Barrick, y el saqueo de las granceras a nuestros ríos.

La cobertura de boscosa en las cuencas altas es lo único que puede prevenir y mitigar estas inundaciones repentinas. Por favor, autoridades de Medioambiente y gobierno: paren ya el saqueo de nuestros bosques y ríos y frenen a la Barrick.