Más de 300 millones
le debe a los cebolleros
el Gobierno de cuberos,
que hoy enfila sus cañones
contra pobres productores.
La importación del espanto,
«cebolla y hambre» en el campo,
como dijo un gran poeta.
El Gobierno no respeta
al campesino y su llanto.

¿Engañar? Un sacerdocio.
Del importador, amigo,
y del pueblo un enemigo.
El desdén: su mejor socio.
Con el pobre hace negocio,
corrupción que está en los genes
¡Gobierno de comejenes!
Con publicidad se cubre
la cebolla que hoy se pudre
en los tristes almacenes.

¡Atropellos a raudales!
Gobierno sin CORAZÓN:
No se invierte en producción
ni se limpian los canales.
Productores nacionales
han caído como Troya.
La miseria los arrolla,
la esperanza fue un suspiro,
porque en el campo sufrido
lloran hasta las cebollas.