Les petits plaisirs
Unas vacaciones, lejos de la cotidianidad, permiten visitar y conocer una nueva ciudad, refugiarse en familia sin interrupciones, degustar platos típicos de otras regiones, visitar atracciones.
Para llevarlas a cabo, lo recomendado es planificarlas durante 6 meses y pueda ir ahorrando mensualmente hasta la fecha del viaje, o bien comprando las diferentes partidas del viaje poco a poco.
Si llegó la fecha del viaje y no cuenta con los recursos suficientes, puede optar por posponer el viaje o bien tomar un préstamo por la diferencia, pero no financiarlo a través de la tarjeta de crédito que es más costosa.
Mi padre enseñaba que les petits plaisirs, los pequeños placeres son nuestra verdadera riqueza. Hoy, como economista, veo cómo sacrificamos esta sabiduría: planificamos vacaciones épicas, ahorrando durante 6 meses o endeudándonos, pero ¿qué queda al regresar? La paradoja es clara: ¿ese viaje de 1 o 2 semanas sustentan las otras 50 semanas del año?
No vaya usted a pensar que estoy sugiriendo eliminar esas super vacaciones porque hay que cuidar el presupuesto y las deudas. Más bien, lo que planteo es rescatar esos pequeños placeres, que permiten el goteo constante de afecto y de autocuidado.
Es el canto de los pajaritos por la madrugada, el delicioso aroma a café por las mañanas, el tierno abrazo de sus hijos en agradecimiento por el bizcocho de su cumpleaños, las largas conversaciones con su pareja, el sonido de su padre al contestar su llamada, el mensaje con el estreno de la película argentina que deseaba ver, o la carcajada compartida con sus compañeros de trabajo en un restaurante.
Planifique sus vacaciones, pero recuerde presupuestar diariamente sus pequeños placeres.
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