Las pequeñas cosas
¿Qué cosas haces para ti?, me preguntó.
Inquieta, incómoda le miré a los ojos, completamente silenciada.
«Muchísimas», le dije.
«Pero dímelas», respondió de inmediato. Y volvió el silencio.
Para mi sorpresa, tardé en recuperarlas de la memoria.
Pensé en el café que tomo, los libros que compro y leo, las conversaciones con la gente que estimo, tomar el sol en el parqueo de la oficina y frente al río, bailar y cantar desde el estómago una canción, ver los deportes que me gustan, dormir, y otro grupo de cosas que he desempolvado mientras las enlisto en un papel.
Sé que la lista es íntima e interminable, según cada cual.
En mi caso, estoy redescubriendo el poder, el gran placer de aquellas pequeñas cosas que, quizás, no recordamos para responder sobre ellas de inmediato, pero que juegan un papel importante en nuestra estabilidad emocional.
Sé que muchos las tienen a mano. A otros, les tocará desempolvarlas.
Sea cual sea tu caso, y espero que me perdones el atrevimiento de la recomendación, descúbrelas, vívelas, disfrútalas, reconócelas y no las dejes a un lado jamás. Son y serán simple un ancla importante para la vida.
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