Póngase el PLD a reparar de inmediato sus estructuras. Lo que pasó, ya pasó. La vida sigue. El PLD debe alistarse para servir al pueblo dominicano, pues se avecinan turbulencias sociales: viene la reforma fiscal y también más trastornos medioambientales.

Conversación se pide dentro del PLD y conversación habrá dentro y fuera del X Congreso que se avecina, pero mientras se trabaja. Hablar en la acción, no sentados.

Se hablará de todo si se quiere, de recuperar las buenas prácticas, por ejemplo, que hicieron fuerte y admirado al PLD, pero se hará sobre la marcha. La  reparación de los daños no puede esperar. La mejor catarsis, la más útil será aquella que se sude en la acción política.

Los y las peledeístas saben lo que pasó en febrero y mayo y durante los cuatro años del PRM; más aún: saben la formidable obra que se hizo durante 20 años de gobiernos PLD. Los que trabajaron, lo saben, porque estuvieron ahí; los que no trabajaron, también; los que se sentaron, los desertores, los cobardes, los infiltrados saben como fue, lo que en verdad pasó, como y porqué se aplicó el plan para debilitar al PLD. A nadie engaña aquel que quiere pasarse de listo haciéndose el tonto, de ahora me entero, preguntando qué pasó, y qué fue, dime, me gustaría saber.

Son muchos dentro y fuera del PLD que saben que el PLD existe no solo para participar en elecciones, sino también para acompañar y orientar al pueblo dominicano todos los días.

Es hora de unidad y de voluntad compartida, alegre y decidida en el PLD. Todos y todas los dirigentes y militantes dispuestos a trabajar son importantes, son necesarios.

El pueblo dominicano necesita un PLD fuerte, dispuesto a orientarlo, a acompañarlo y a defenderlo. Lo admirable es que a pesar de agresiones y deserciones, ha resistido; sus dirigentes y militantes tienen ganas, experiencia, sabiduría y necesidad. 

La vida sigue y no hay tiempo que perder.