La verdad equivocada
La verdad es aquella cosa que uno cree que es cierta o nos gustaría que lo fuera, con o sin comprobación.
La verdad equivocada, en cambio, es aquella que hallarás o descubrirás libremente en la realidad minada y certificada por la inteligencia artificial.
Se ignora que otros estuvieron antes por allí sembrando las supuestas verdades que luego la minería de data encontrará. Son los denominados hallazgos.
El adversario político, por ejemplo, no necesitaría manipular encuestas o mandarlas hacer. Tampoco auxiliarse de mercenarios digitales en granjas o invernaderos de bots.
¿Por qué?
Porque la guerra no está en la cosecha de la realidad; se ha trasladado al uso de la tecnología para modificar la semilla que a su vez se multiplicará en verdades genéticamente equivocadas.
La guerra contra la libertad de los seres humanos de construir sus preferencias y porqués de las cosas se ha vuelto mucho más compleja, sofisticada y costosa.
Las poderosas empresas mediáticas han sido relegadas a servir de escoltas forenses de los hallazgos (encontrados).
La buena noticia es que la verdad equivocada para ser derribada no requiere del uso de la costosa guerra electrónica, sino de sentido común, abundante y barato y a la vez tan raro y preciado como lo son las tierras raras con las que fabrican los nanoconductores.
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