La reconquista
En 1861, el pueblo dominicano perdió de golpe y sin contemplaciones ni consulta la independencia conquistada 17 años atrás.
Había perdido el pueblo su independencia y se aprestó más adelante a reconquistarla. Quizás fue observando ese capítulo de nuestra historia que el maestro Prud’Homme se inspiró cuando escribió que Quisqueya, la indómita y brava, siempre altiva la frente alzará. Que si fuere mil veces esclava, otras tantas ser libre sabrá.
La historia de nuestros pueblos, los pueblos latinoamericanos, ha sido desde hace más de 200 años la historia de las luchas permanentes, de conquistas, caídas, recaídas y reconquistas.
Ya no tanto por la independencia o soberanía (aunque en cierto modo sí), las luchas hoy son por el combate a la pobreza y la desigualdad. Por acceso a educación, salud, crédito, vivienda digna y servicios de calidad.
En lo que denominó el profesor Bosch como arritmia histórica, el pueblo dominicano ha sobrevivido teniendo que luchar contra caudillos, dictadores y gobiernos improvisadores. Contra esa agitación que convierte las conquistas en incertidumbre ha tenido el pueblo que luchar.
Vivimos otro capítulo. Ha perdido el pueblo en el último año conquistas adquiridas a base de esfuerzo y luchas de años, y de un gobierno que las hizo suyas: educación, acceso al crédito, financiamiento oportuno a campesinos, institucionalidad, salud, servicio de energía y otros.
En pie de lucha, como siempre, entra el pueblo dominicano en otro período de reconquista. A luchar por lo que ya tenía y le ha sido quitado.
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