La misma terrible mezcla
La violencia, la prisa y el morbo lo han vuelto a hacer.
Otra vez una niña muere sin haber tenido la oportunidad de vivir en un mundo seguro, con la confianza y la compañía que le salvara.
Una vez más, la desinformación que revictimiza y alimenta de mala manera a una sociedad ávida de justicia, pero también, de derechos garantizados. Una sociedad que sigue negando una educación que ordene un remolino de pensamientos, sensaciones y vivencias que les indique a nuestros jóvenes qué viven y cómo superar sus momentos.
Otra familia destruída, desangrada.
Medios que no conocen las suposiciones y que desinforman por deporte. La prisa por decir sin conocer, el clickbait ganándole a la cordura.
Autoridades y hacedores de leyes cargando la culpa a la víctima de no protegerse lo suficientemente bien ante la violación, el enfermo e inútil cuento de que la ropa es la causante de cualquier vejación y, la que nunca puede faltar, “la muchachita anda en eso”, como método condenatorio para ella, pero purificador para el victimario.
Seguimos mirando hacia los lados para no ver de frente la realidad social que tenemos. Seguimos con una niñez, adolescencia y mujeres desprotegidas.
Un ensayo del apocalipsis, la misma terrible mezcla en cada caso.
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