La línea de la corrupción y el despilfarro
Cuando se trace la línea de la corrupción del cambio y el PRM se verá lo larga que es y se verá lo peor: que no tiene momento de acabar.
Esa línea comienza con el financiamiento ilícito de la campaña del 2020, un río de dinero de procedencia oscura, en buena parte. Algunos de sus proveedores han dado ya con sus huesos en la cárcel en EEUU.
Pero la línea siguió tirando para arriba en su primer diciembre cien millones de pesos repartidos entre logreros y artistas. La investigación, como siempre, se quedó para nunca.
Esa corrupción ha continuado cada diciembre, cada mes y cada año, y ha llevado a la quiebra a centenares de pequeños y medianos negocios a todos los niveles.
Lo de la agropecuaria y los permisos de importación otorgados de dedo es un tsunami que ha herido de gravedad a la producción nacional.
Por eso no debe sorprendernos que este fin de año se estén repartiendo cuatro mil quinientos millones de pesos con una informalidad que espanta y que se hayan impreso tres millones de tarjetas cuando el propio gobierno dice que los necesitados de nuestro país son apenas dos millones.
¿Qué pasará con el otro millón de tarjetas y los mil quinientos millones de pesos que representan?
Tan grave aún como lo anterior es que solo la impresión de los tres millones de tarjetas representó un negocito de setecientos pesos por tarjeta, es decir, dos mil cien millones más. ¿Cómo se manejó ese negocito?
Es necesario y es urgente que el gobierno dé al pueblo dominicano una explicación clara de ese despilfarro incalificable.
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