La letra pequeña

14-03-2021
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Los contratos traen lo suyo. Uno dice que sí, que entiende todo, firma y se entrega a ellos con más esperanza que miedo.

La felicidad dura lo que tarda en llegar la primera factura, o el primer problema con lo contratado. Atados al tiempo y a la desgracia.

Pasa con las telefónicas y la Internet que ofrecen, con los bancos y cualquier otro servicio cuyos contratos son tediosos y largos; uno no se detiene e leerlo todo. Grave error.

Y pasa también con los gobiernos o, al menos, fue lo que ocurrió en República Dominicana. Muchos no leyeron la letra pequeña.

Y en lugar de comida barata en los primeros 100 días, tenemos escases y carestía, con aumento de los productos de la canasta básica como nunca.

El contrato, en la letra grande, hablaba de reducción de precios de combustibles, de transparencia, de respeto a las leyes, de lucha contra la corrupción, de programas para proteger a los más afectados por la pandemia, de respetar a los empleados que cumplieran con sus responsabilidades.

Y esto es lo que decía la letra pequeña: desde que son gobierno, los combustibleshan aumentado casi todas las semanas, han tirado al vacío los sistemas de monitoreo de la gestión presidencial, ya no hay cruce de nóminas institucionales, cambian las leyes a su antojo para favorecer a un compañerito en una institución, los escándalos de corrupción sin seguimiento y respuestas, eliminación de programas para que los que menos pueden tengan cómo subsistir en medio de esta pandemia, más de 40 mil desvinculados de instituciones públicas sin recibir, cinco y seis meses después, sus prestaciones laborales.

La letra pequeña avisaba del mal manejo, del desorden y la impericia. La letra grande, esa que ofrecía recortes en las nóminas institucionales, fue sustituida por el aumento de la nómina de cancillería, de la empresa de Josefa, es decir, la Superintendencia de Seguros, de los que cobran 50 mil sin trabajar en la Comisión de Desarrollo Provincial y de las EDES. Lo decía la letra pequeña.

Muchos no leyeron lo que venía, porque no leyeron esa parte del contrato. Ahí estaba el pago de publicidad como nunca, funcionarios recibiendo pagos por servicios al mismo Estado, regalar dinero a quien le cante mejor, familias completas en instituciones, venta de nombramientos y vacunas y, por supuesto, los conflictos de intereses que dirigen las instituciones del Estado. También llevaba escrito el desmonte de un sector agropecuario robusto y que garantizaba la seguridad alimentaria de la nación y cuyos resultados se sienten en cada visita al supermercado.

Y en pequeño también estaba el que no sería posible la entrega de los 10 mil pesos para los cesados, como prometió en su contrato Abinader, y luce que lo mismo pasará con su promesa sobre las Tres Causales que evitarían más muertes de mujeres por ser sometidas a un embarazo que pone en riesgo su vida.

Siempre lea la letra pequeña. Para contratar Internet, para sacar una tarjeta de crédito y también antes de votar.