La era está pariendo un influencer

22-08-2024
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Bombos, brindis y el blanco puro de las galas llenaron las redes.

Memorable, maravilloso fue el día para los preparadores del sabroso menú degustado por los invitados.
El Teatro (me refiero al espacio preparado para el espectáculo) estuvo sold out, como se quería.

Al Teatro (y esta vez hablo de la puesta en escena, preparada para complacencia del mayor de los influencers) le sobraban absurdos y le faltaban verdades; un poco de las realidades que vive la gente que no llega a ser invitada al banquete del cambio. Esos no caben ni en la asamblea ni en el Teatro Nacional.

Influencers todos, carismáticos, buenosmozos y siempre invitados a las comelonas de los lunes en Palacio para generar contenido adaptado a lo que quiere el gobierno que se comente; guardan para sí las penurias y el sufrimiento de un pueblo que ha retrocedido décadas en más de un sentido.

La credibilidad, esa tan necesaria para establecer una relación de confianza entre seguidos y seguidores, que habla del respeto y de la reputación de la que debe gozar ese referente, fue otra gran ausente el 16 de agosto.

Ninguno te contará que los apagones volvieron de mala manera, que no puedes comprar más de un pollo en los supermercados, que hay escasez de ciertos productos; que hasta Las Dunas han dejado robarse y que nuestros parques nacionales están en peligro porque los entregan a sus amigos de negocios; y que mucho de lo logrado en materia de servicios públicos y garantías de derechos simplemente ya no existe.

Tenemos un influencer, creyente ferviente de que X es la vida real y que tener bonitas fotos en los salones del Palacio le garantiza salud, educación, seguridad y alimento a la gente.

Necesitábamos un presidente y esto fue lo que nos llegó, como el chiste de Temu.

Para muchos de sus sonrientes coristas, que no te van a convocar a la Plaza de la Bandera a luchar por el bienestar de la mayoría o para al menos pedir que no destruyan lo que ya se tenía, el brindis de blanco es suficiente. Lo suyo está seguro.

La era sigue pariendo influencers en un pueblo que no puede más, que se muere de dolor.
Y hay que acudir corriendo, pues se cae el porvenir.