Insolencias del PLD
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Los políticos somos capataces de las fuerzas sociales y económicas en el Estado.
Sí, capataces, es decir, gerentes por delegación en la administración de las haciendas pública y privadas para las cuales debemos procurar -vía políticas y acciones- prosperidad y seguridad.
Juan Bosch lo entendió y se aplicó muy bien, luego del fracaso del PRD, cuando se dispuso a formar un partido de líderes, hombres y mujeres capaces de dirigir el Estado con sabiduría y servicialidad.
Y lo logró con rotundidad con el PLD.
Esos capataces políticos formados entre 1973 y 1996, son los que han dirigido el período más largo de crecimiento y democratización, de prosperidad y bienestar, de las haciendas pública y privadas en la historia de la República Dominicana.
Podría decirse que en sus prácticas y formas de gestión, los exitosos capataces del PLD han mostrado un obsesivo afán por el orden y el servicio, por la serenidad y la moderación en la gestión de los diversos intereses sociales en pugna y unas fuertes convicciones democráticas y solidarias en sus planes y realizaciones de gobierno.
En suma, una inteligencia y una sabiduría excepcional que sus adversarios califican de “insolencia de capataces autosuficientes y desobedientes”.
La más reciente de esas insolencias la vimos el domingo pasado: el PLD demostró que se encuentra en forma, lúcido y de buen ánimo, dispuesto a la batalla por el bienestar de los dominicanos.
¡Salud y larga vida al Partido de la Liberación Dominicana!
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