Inercia
Es paradójico, pero nada define mejor al gobierno del cambio que la inercia.
“Rutina o desidia”, define la RAE, términos que, aunque apropiados, suenan insuficientes.
Porque resulta que es la Primera Ley del Movimiento, de Newton, la que mejor define la actual gestión gubernamental: se mueve si una fuerza exterior la mueve; si no, se detiene. Pura física.
Así las cosas, al presidente lo mueven los empresarios. Y va de aquí para allá complaciendo peticiones en emprendimientos privados que nada tienen que ver con un plan de gobierno.
Lo mueven las iglesias, la presión mediática y ciertos agentes externos [nunca mejor dicho] y entonces lo vemos enredado haciendo una cosa hoy y deshaciéndola mañana.
Lo mueve el Banco Central con datos sobre zonas francas, PIB, turismo, remesas… que el presidente recita, pero que son pura inercia.
Y, como solo lo mueve o lo detiene un estímulo externo, seguro que agradece a Biden, a Putin y a la OTAN el tollo en que tienen al mundo porque así explica su inacción.
Y [aunque no lo hará] debía agradecer a Danilo Medina que le dejó una pauta (fuerza externa) que a veces lo mueve a inaugurar algo: la 2da parte de la avenida Ecológica, el teleférico de Santo Domingo Oeste, el CAIPI inaugurado por la primera dama y, sobretodo, le dejó Punta Catalina, sin la cual el país fuera hoy ingobernable.
Naufragan en el mar de la inercia la fórmula de Ito y Paliza para reducir el precio de los combustibles. Esperamos el plan para abaratar el costo de la vida; el de seguridad…
Tres siglos después, Newton estuviera fascinado de ver cómo funciona en política lo que él aportó a la Física.
Ya lo dice el pueblo: quien no sabe para dónde va, ya llegó.
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