Cuando la marea está difícil, el barco no puede tener muchos capitanes. 

Parece que en el gobierno hay capitanes para responder a distintos intereses y eso es un peligro.

Pero, hay más peligros.

Aceptemos que este año escolar se perdió y el dinero invertido, también.

Sin embargo, no vemos el plan para iniciar el próximo año escolar, peligro que afecta a más de 2 millones de niños, niñas y jóvenes. 

Peligro que atenta contra el bienestar de miles de familias de clase media y pobres.

Peligra también el plan de control y detección del COVID-19. El Gobierno pasa la antorcha al sector privado y vuelven a pagar los platos rotos los de siempre.

Con el abandono al campo, peligra la producción agropecuaria, o mejor dicho, la comida de la gente, suficiente y a precios justos. 

Peligra lo poco que recibe la gente con el desmonte de los programas de ayuda y casi un millón de gente sin empleo.

Peligra la economía con deudas y más deudas, intenciones ocultas de privatizar las Edes, las generadoras, Punta Catalina y todo lo que puedan.

En apenas 8 meses, por cada medida que toma, el Gobierno del Cambio nos mete en nuevos líos que afectan siempre a los más necesitados.

Huele a peligro y el Gobierno del Cambio ni se entera.