Hay que recuperar…
La negación e ignorancia, la ceguera de no querer asumir lo que ocurre ante nuestros ojos, no sirven de nada.
Te cuentan los medios, de cualquier tipo, que todo anda de maravillas, que los éxitos del censo y la seguridad ciudadana son para enmarcar. Que la cosa ta’ más buena que nunca y que no hay de qué preocuparse.
La realidad le da de frente al gobierno. Por más tinta, pantallas, voces y tuits que se compren y se paguen, la gente vive la realidad.
Agoniza la gente de hambre y de esperanza mientras se pierden los servicios básicos y el futuro. La fe en el país se va vía Guatemala, o prefiriendo el bravo mar y el «veremos si llego».
Se queda el miedo de dormir tranquilo, incluso en un sexto piso. Se queda el metro que les falla para llegar a casa o al trabajo; permanecen la falta de medicamentos y hospitales en condiciones, la necesidad de comida a buen precio, de escuelas y alimentación escolar que amortigüen un poco la pobreza.
Hay que recuperar la paz.
Hay que recuperar la posibilidad de ser mejores.
Hay que recuperar las instituciones.
Hay que recuperar el camino que veníamos transitando.
Hay que recuperar el servicio a la gente.
Hay que recuperar la política.
Hay que recuperar el bienestar y la solidaridad.
Hay que recuperar los campos.
Hay que regenerar y recuperar la verdad.
Hay que recuperar la esperanza.
Hay que recuperar el poder.
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