Hay bobo

17-12-2024
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Bobo en el habla barrial dominicana es problema, lío, por lo que cuando escuchamos decir hay un bobo, es que se ha presentado un problema, hay un lío.

No me pregunte cuándo ni donde se inventaron darle otro significado a la palabra bobo, porque no lo sé. Lo que sí me resulta fantástico y curioso es el absurdo maravilloso de su creación y rápida difusión.

Recuerde que desde las primeras sociedades hasta las de nuestros días, nombrar y renombrar los hechos, lugares, acontecimientos y las cosas es una prerrogativa de poder de vital importancia para las clases y élites gobernantes, religiones, artistas, escritores y medios de comunicación.

Y esto así por la sencilla razón de que cimenta la construcción o reconstrucción del relato/versión, esencial para la dominación, la gobernabilidad y la convivencia humana.

Sin embargo, en las clases populares, confinadas al claustro territorial, ignoradas por el relato dominante, la ocurrencia de la contestación lingüística es un fenómeno espontáneo y previsible.

Es una contestación lingüística en cohabitación, que deviene preferencial en la cotidianidad.

Así, por ejemplo, al edificio de Oficinas Gubernamentales, el pueblo lo renombró Huacal, lugar que aloja las botellas; a su vez renombre popular de funcionarios y empleados públicos que cobran y no trabajan.

Es un fenómeno universal, que ocurre en todas partes. El “Diccionario del español dominicano ”, editado por la Academia Dominicana de la Lengua en el año 2013 tiene 744 páginas.

El domingo pasado, día que celebramos el 51 aniversario de la fundación del PLD, al llegar al Altar de la Patria, un compañero me comentó: “¿usté vio eso de Abinader que va coger para los barrios a visitar? Hay bobo ahí”.

Al compañero no le faltó razón en su comentario: en el gobierno Abinader nada funciona y un escándalo sustituye a otro escándalo; hay bobo todo el tiempo.

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