El primer año del Gobierno del Cambio nos llena de magias y sorpresas con un coro que entona cantos de victoria y glorias al Presidente.

Como si fueran magos y encantadores, todo el gabienete ha desfilado a presentar cientos de logros y obras bajo el sutil relato de que todo es posible por la orientación de su presidente.

Y en verdad son magos, porque esos logros sólo se ven en las pantallas; si le da una vuelta al país no existen y no existen porque no se han realizado.

Para celebrar este cumpleaños han invertido cientos de millones de pesos en propaganda, con un as debajo de la manga, que se resume en echar lodo a la pasada administración.

De paso destruyen y eliminan lo alcanzado en los últimos 10 años y siguen vendiendo la falsa idea de que estamos cambiando porque en el futuro van a hacer algo. Lo bonito es que no terminan de comenzar a realizarlo.

En las redes hay gente que responde diciendo que no saben gobernar, una idea falsa. En realidad el presidente y su gabinete sí saben gobernar para los ricos y los grandes capitales, mientras entretienen con cuentos y  promesas a los pobres y la clase media.

Dice una encuesta reciente que más del 50 % de la población siente que vamos por mal camino, y es muy cierto, los magos y encantadores nos llevan al despeñadero.

La publicidad y propaganda del gobierno sigue como en campaña electoral y cuando no, complaciendo el ego de ministros y el propio presidente.

Detrás de todos esos relatos están tratando de instalar uno muy peligroso, Luís, el presidente, es bueno y tiene buenas intenciones, pero hay gente en el gobierno que no lo ayuda.

Con ese cuento pretenden -por arte de magia- separar y hacer inalcanzable a la crítica la figura del Presidente de los malos resultados de su gobierno.

La verdad monda y lironda es que el Presidente es el jefe, el capitán, el armador y el responsable del desastre de gobierno que tenemos, aunque sigan gastando dinero en vender magias baratas y mantener coros de aduladores.