Fútbol, béisbol y Navidad
Con el sufrimiento acostumbrado, Argentina pasó a semifinales de Qatar 2022.
A pesar del silbato, de las declaraciones previas y del cansancio. Lo merecían, como lo merecen muchos, aunque el fútbol no traiga siempre justicia con el balón.
Ayuda al mundo a disipar sus complicaciones, como lo hace la pelota en nuestro país. Nos permite olvidar un poco las deudas, la inflación, las pérdidas de energía en RD, que la deuda crece y la calidad de vida y los servicios disminuyen; que no hay para medicamentos de alto costo, pero sí miles de millones para publicidad y el anuncio de que el 2023 será complicado.
Opio para los pueblos o no, el fútbol, la pelota y la celebración de las fiestas de Navidad alivianan la crudeza de la realidad. No son simples equipos, son pueblos completos animando, soñando y atizando contra el contrario. Porque las derrotas deportivas del otro saben a la victoria del mío.
Nos ponen en pausa el corre corre cotidiano. Nos alegran y nos molestan, nos suben y nos bajan.
Y vale la pena. Para cerrar un año difícil y para alentarnos a prepararnos para el que viene. Cuando ya no rueden los balones del mundial, nos concentramos en las ligas. Cuando acabe el torneo de la LIDOM, esperaremos la MLB con ansias.
Porque los deportes son un escape de la realidad, que la alegría del fútbol, el béisbol y la Navidad se mezclen con lo que somos y queremos ser en el 2023. Felices fiestas.
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