Fuiste tú
Los precios de los alimentos están en alza y seguirán. Hasta dónde llegarán, nadie lo puede saber.
Se registran alzas de la soja, del maíz y del trigo, que impactan los costos de producción de huevos, pollos, pan y aceite de soja.
A estas alzas se suma el aumento reciente del precio del barril de petróleo, previsible desde que Rusia y Arabia Saudí pactaron a finales de diciembre del año pasado procurarse mejores precios para su petróleo.
¿Qué ha sucedido para que suban de precio?
China ha aumentado sus compras porque su mercado recupera su dinamismo.
Sin embargo, las cosechas de maíz y soja en los EE.UU., Brasil y Argentina, no llegarán a lo previsto. Las exportaciones de trigo desde Rusia, disminuirán.
Las expectativas, si tomamos en cuenta el factor normalizador de las vacunas, van al alza. Hacia allá va el dinero y los compradores a futuro.
Alzas en estos productos y otros las hemos vivido anteriormente en nuestro país, provocadas por sequías, inundaciones, plagas.
Los gobiernos del PLD, vale recordar, tuvieron que lidiar con estas alzas o “crisis de precios” en 2008, 2013, 2014 y 2019.
Y recientemente, con la crisis de sobreproducción en el segundo y tercer trimestre del año pasado, resultado del cierre de hoteles y escuelas, manejadas todas ellas, por cierto, con mucho éxito, mitigando el impacto en los gastos de las familias dominicanas.
De manera que no es la primera vez. Hay un saber y una experiencia. De Estado y de las empresas privadas.
Lo preocupante es que estas alzas en los alimentos están ocurriendo con mayor desempleo de la población. Se estima que el año 2020 se perdieron cerca de 400 mil empleos entre formales e informales. Y podría empeorar.
Cuando una familia tiene ingresos suficientes, ahorros para resistir, encaja cualquier alza, con enojo claro está, pero aguanta. Pero si uno o ambos padres están desempleados, el desempleo dura ya varios meses, no han recibido las prestaciones laborales, el gobierno no hace nada o deja de hacer cortando las transferencias monetarias, la desgracia asoma y el dolor es grande.
Pero más preocupante aún es que habiendo precedentes exitosos de manejo de turbulencias de precio por aumento de costos de producción, el gobierno pierda tiempo, cause desasosiego, buscando culpables cuando no los hay.
Son realidades.
El Gobierno está para prever y resolver problemas, no para acusar o excusarse.
Está para defender la alimentación con abastecimiento estable, monitoreo de las fluctuaciones en costos de producción y los ingresos del pueblo (caída del empleo, flujo de remesas) y para estimular la producción con créditos libres de excesivas transferencias de renta hacia la banca y diligenciando a los productores mercados para exportar.
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