Fue de dueño
El escuadrón de la muerte
es fantasma que camina
y ya en Punta Catalina
el dueño se convierte.
La planta no tuvo suerte,
la cotizaron barata
y fueron a la garata;
sin razón y sin permiso,
crearon fideicomiso:
repartieron la piñata.
El señor fideicomiso
se está adueñando de todo:
de María y de Bartolo
de Minerva y de Narciso.
Del cielo y del piso
De la tierra y de las flores.
¡Se acabaron los amores!
Del pueblo y sus conquistas.
Se maltratan los artistas
y se acaban los colores.
Treinta años de condena
impone el Gobierno al pueblo,
que se muestra en desacuerdo
con grilletes y cadenas
a la planta, ahora ajena.
El Gobierno cumple un sueño
y le ha puesto mucho empeño
a cambiar hasta cortinas.
Hubo un cambio en Catalina,
pero el cambio fue de dueño.
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