A unos le faltan y a otros le sobran los pesos. El año pasado intentaron subsanar el descuadre con más de 500 mil millones de pesos, a razón de 45 mil millones de pesos mensuales promedio. Y aún así siguió el descuadre.

Para que tenga usted una idea de la magnitud del asunto y del colosal esfuerzo para cubrirlo, fíjese que ese monto equivale a la mitad del Presupuesto General del Estado dominicano para el año 2022.

Me refiero a los 9,856.5 millones de dólares en remesas que dominicanos en el exterior enviaron a familiares el año pasado para mitigar la precariedad causada por sus bajos salarios o insuficientes ingresos.

Esos 500 mil millones de pesos no incluyen el valor de las mercancías enviadas en tanques de 55 galones, cajas y paquetes como comida, ropa y electrodomésticos.

Una parte de la familia en el exterior contribuye a cuadrar el descuadre familiar al que son indiferentes empresas y Estado dominicano. Una ayuda inestimable para escurrir mejoras salariales, una fiscalidad más justa y políticas sociales redistributivas.

República Dominicana, sus empresas y Estado crecen y prosperan sin cesar, liderando América Latina, pero con bajos salarios (superada solo por Argentina y Venezuela).

La mala noticia es que esas remesas podrían verse afectadas por la inflación y despidos que ya se sienten en los EE.UU. de donde provienen en poco más del 82 %.