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Cuando las aguas vuelvan a su nivel. Cuando el viento de la realidad se lleve la hojarasca de la mentira y la mezquindad. Cuando se haya agotado el espacio de la demagogia (que ya está cerca), el presidente Danilo Medina estará colocado en el pedestal de nuestros grandes gobernantes.

¿Por la jornada escolar de ocho horas? ¿Por el hito histórico de la duplicación delas aulas públicas? ¿Por las estancias infantiles? ¿Por la instalación del 911? ¿Por su pertinaz presencia en el campo y su política agropecuaria? ¿Por las relaciones con China que salvan el programa de vacunación y al gobierno del ridículo? Por todo eso. Por mucho más. Y por Punta Catalina.

Lo que en la administración Medina cuajó como Punta Catalina era un proyecto de los años ochenta del siglo pasado. Ningún presidente se atrevió a emprenderlo. ¿Por qué?  ¿Acaso no sabían que el subsidio eléctrico era una desgracia para el país y un negociazo para ciertos grupos?Por años pagamos en subsidio con qué construir cinco o seis Punta Catalina. La historia es larga y un día se contará toda. Pero fue Medina quien se atrevió a enfrentar y vencer el maleficio.

Vituperada por un PRM que ni lava ni presta la batea. Calumniada hasta por “progresistas” miopes incorregibles. Amenazada hoy por el Escuadrón de la Destrucción Almonte-Canario, Punta Catalina es una de las conquistas más importantes del pueblo dominicano. Es una inversión que bien administrada puede pagarse a sí misma en cinco o seis años y dar al país décadas de servicio y ganancias. Representa la soberanía energética y la liberación del Presupuesto Nacional del yugo del subsidio. Más del 50% de nuestra deuda externa se debe al nefasto subsidio.

Por eso la reciente denuncia del economista Jaime Aristy Escuder no puede caer en el vacío. El pueblo dominicano debe impedir la destrucción de Punta Catalina. Quieren venderla como vaca muerta al sector privado que la golosea desde que se inició. Esa lucha debe comenzar ya.