¿Envileciendo al pueblo?

16-09-2024
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Desde los tiempos de Sánchez Ramírez y Pedro Santana la oligarquía dominicana gusta de exhibir músculos frente al débil y arrodillarse frente al amo.

Sánchez Ramírez se satisfacía ante los ingleses, ninguneó al pueblo dominicano y terminó arrodillado  ante España.

Santana—héroe frente a los haitianos—persiguió a muerte y fusiló a los trinitarios, pero se arrodillaba a los pies de España.

Así Abinader se ensaña contra Maduro, pero venera a su amo del Norte.

Más aún, oligarcas al fin, Abinader y su cohorte inoculan en el pueblo dominicano la idea de que nuestros problemas de educación, salud y trabajo se deben a Haití.

Si no hay aulas suficientes, no se debe a que Abinader paralizó la construcción de 700 escuelas, sino a los niños haitianos que con todo derecho asisten a nuestras escuelas. 140 mil entre dos millones.

Las parturientas haitianas que acuden a los hospitales ejerciendo un derecho humano inalienable y casi todas tienen esposos trabajando aquí y pagando la Seguridad Social, entienden el gobierno y consortes que son un problema.

¿La realidad?

Que el cambio de Abinader paralizó los proyectos de ampliación y modernización de nuestra infraestructura sanitaria.

Como paralizó la construcción de estancias infantiles y cientos de proyectos más que recibió del gobierno de Danilo Medina.

Llenar de veneno al pueblo dominicano contra haitianos—tan pobres como los más pobres dominicanos—es un crimen parecido al ejecutado por Trujillo en 1937.

¿A eso nos quieren conducir el gobierno y su séquito patriotero nuevamente?

El gobierno debe respetar y hacer respetar las leyes migratorias. Sin abusos. Pero también debe exigir a sus autoridades abandonar el lucrativo negocio del tráfico y la extorsión de los inmigrantes.

Envilecer al pueblo dominicano con un discurso hipócrita y fanático es un acto imperdonable que no merece nuestro pueblo, tradicionalmente solidario frente al extranjero y superior siempre a las élites oligárquicas que lo confunden y oprimen.