No sorprende lo que pasa en La Vega.

No debe sorprendernos nada en un gobierno cuyo presidente promete sembrar maíz en Guyana y  explotar tierras raras que nadie sabe si tenemos; que habla de explotar petróleo como si ya tuviéramos una petroquímica instalada y propone vender a Puerto Rico y a Haití la energía que no tenemos; que paga millones de dólares para llevar cruceros a un lugar donde no hay nada que ver; reforma la Constitución como por deporte y fusiona instituciones sin plan a la vista y con objetivos espurios…

Son acciones de un gobierno que calumnió a la Cámara de Cuentas y perpetró allí un despojo inaudito en la historia de nuestro país.

Que sin rubor invirtió miles y miles de millones de pesos en comprar elecciones.

Que reformó una ley para entregar la CAASD a un abogado privilegiado del “cambio” en lugar de un profesional calificado en la materia.

 Que trató de vender el INPOSDOM a aventureros internacionales como si nada y finalmente no pasó nada.

Cuyo ministro de Administración Pública se inicia violando la Ley de la Institución que dirige.

Que compromete miles de millones de pesos alquilando locales para favorecer a amigos del gobierno.

Que propone una reforma fiscal para recaudar 125 mil millones que ya dilapidó en la nómina del Estado.

No debe sorprender lo que pasa en La Vega. Allí se ha violado todo. Y debe quedar claro que todo tiene un responsable: el presidente Abinader. Todo ocurre con su consentimiento. Y por su incompetencia. En la crisis institucional municipal de La Vega se retrata el gobierno de cuerpo entero.