En el pesebre
Llegó la Navidad y con ella las tradiciones, los reencuentros de familias, los aguinaldos y las lucecitas en ventanas y balcones.
Esta época del año casi siempre invita a un repaso de la vida, este año las campanitas suenan tristes para mucha gente.
Triste Navidad para los miles de personas que el gobierno canceló y no han recibido el pago de sus prestaciones.
Todavía hay jóvenes que no han podido volver a la universidad o liceo después del cierre por pandemia.
Miles de pequeños negocios siguen sin despegar por falta de apoyo.
Terminamos el año con el gobierno entregando las Edes, las tierras del CEA y otros bienes al sector privado.
Los precios de los alimentos se pasaron de contentos y cada vez la gente puede comprar menos.
La salud se volvió un lujo y los medicamentos para los pobres están escasos en las Farmacias del Pueblo.
Las mujeres cierran el año sin un Código que las proteja y menos políticas públicas que apoyen su desarrollo.
Se van a mover como siempre los chleitos del doble sueldo y cuando pasen las fiestas, otra vez a la prángana.
El Gobierno del Cambio está de fiesta y en Palacio se baila el logro de habernos hecho más pobres y más vulnerables.
Y uno quisiera cantar como antes a las Campanitas de Belén, pero la voz se quiebra al pensar que en está Navidad, la gran mayoría del pueblo dominicano las van a pasar arimados en un pesebre.
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