
El show de Monte Grande
El 25 de enero del 2024—a bocajarro de las elecciones municipales—los medios del país anunciaban, con foto y fanfarria incluidas, la inauguración de la presa de Monte Grande por el presidente Abinader.
Hoy, un año después del anuncio y a casi cinco años de gobierno del “cambio”, Monte Grande no es más que un embalse; agua estancada que aún no riega una tarea de tierra, ni genera un kilovatio de energía; que no sirve agua ni para agricultura ni para consumo humano porque las obras complementarias— necesarias para convertirla en una verdadera presa—aún están “en fase de diseño”, según informan sus responsables.
Ese conjunto de “obras complementarias” reclama—a precios de ahora—casi 600 millones de dólares más que el gobierno no ha sabido buscar de los cerca de 30 mil millones que ha tomado prestados, y las familias desalojadas para que el presidente hiciera su acto de reelección no disponen de viviendas ni de tierras para cultivar y el gobierno se hace el loco.
Lo saben las familias campesinas de Monte Grande y las de Barahona, Bahoruco e Independencia que aún esperan una obra que Abinader recibió en más de un 70% de avance. Que ha sabido coger dinero prestado hasta para derrochar, mientras mantiene paralizada una obra que daría nueva vida a las provincias del Sur Lejano.
El gobierno Abinader-PRM aumentó diez mil millones a la nómina del Estado; cogió prestado casi 30 mil millones de dólares; reparte dinero a diestra y siniestra, pero Barahona, Bahoruco e Independencia siguen esperando por la presa de Monte Grande.
El show de Monte Grande hace un año demuestra el carácter alabancioso del gobierno y su permanente disposición para engañar al pueblo con propaganda vacía.
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