El riesgo te acompaña a la cama, pero no se duerme
Conforme a los diferentes abordajes que varios autores han dado a través del tiempo a la definición y descripción del concepto que intrínsecamente contiene la palabra riesgo, es evidente que desde antes de la primera señal de vida de un ser humano en el planeta, ya estos existían en la tierra.
Varios autores tales como Liliana Buchtilk, Gaultier Gaillard-Sophie, Louisot -Jean Paul, entre otros, pero que por razones de espacio no citaré, son coincidentes en que para abordar exitosamente la gestión del riesgo se debe seguir una ruta específica, la cual empieza por establecer objetivo, identificar riesgos, evaluar riesgos y controlar o mitigar los mismos para garantizar el logro de estos.
Lo que significa que el primer punto de partida inicia por definir con claridad hacia dónde se quiere llegar, identificando variables adversas que puedan impedir el avance en el camino, estudiar la probabilidad de que éstas puedan ocurrir y, en caso de que ocurra, tener establecidos los planes a seguir para llegar al destino.
A propósito de este tema y dada la importancia capital que reviste para la salud y la economía del pueblo dominicano, sería importante que el país pudiera conocer sí en las acciones anunciadas por el gobierno que encabeza el presidente Luis Abinader para adquirir las vacunas, ya se tienen elaboradas las matrices de riesgos con sus respectivas actividades de control.
La inmunización de la población es un tema de nación y las esperanzas de que con ella se pueda superar esta pandemia son muchas. Las familias dominicanas han perdido muchos seres queridos y a esto también se agrega el severo trastorno a la economía.
De entrada vemos cómo un importante diario del país reveló que el Gobierno estaría sometido a una camisa de fuerza por parte de por lo menos, uno de los laboratorios contratados.
Debido a que el Ministerio de Salud Pública estaría imposibilitado de poder cancelar las órdenes de compra, aunque estas no lleguen a tiempo al país y por otro lado, el fabricante tampoco se hace responsable de la calidad del medicamento ante posibles fallas técnicas.
Es decir, el país tendrá que invertir cuantiosos recursos económicos para la compra de una de las marcas de vacuna, pero con escazas garantías de lograr un resultado satisfactorio para la población.
Eventos como estos ameritan que las autoridades tengan previamente establecidas y coordinadas actividades de control y mitigación de riesgos. En este caso, la ausencia de información oficial oportuna sería uno de los riesgos que pudieran erosionar la confianza de la gente.
Las improvisaciones ante desafíos como este, pudieran ser muy costosos y traumáticas para todos.
Me quedo con las siguientes interrogantes: ¿En cuál etapa de la gestión de riesgo se encuentran las autoridades de salud?
¿Para cuándo se tiene previsto empezar a explicarle a este país, todo lo concerniente a las diferentes etapas de este complejo proceso? Hay que cuidar la esperanza.
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