El problema ya no es Juan Bosch con sus ideas de liberación y ejemplo de dignidad insobornable.

El problema ya no es Danilo Medina, su colosal obra de gobierno, y el ejemplo de que cuando hay amor al prójimo, se puede gobernar para todas y todos.

El asunto ha escalado hasta el descaro: el problema viene a ser el incorregible y desobediente PLD y su *insoportable resiliencia* de “servir al partido para servir al pueblo”.

El guión parece copiado de Wannsee, la conferencia nazi de enero 1942 en la que se acordó lo que llamaron “la solución final a la cuestión, al problema judío”. Dicho en alemán: Die Endlösung der Judenfrage”. Actualizado en RD: “la solución final al problema PLD”. 

Lo vengo observando desde las elecciones de 2016, a través de Marcha Verde y las elecciones de 2020. Puedo decir que la ejecución del libreto ha sido rigurosa y metódica. Veamos:

1-Estigmatización. Convertir al PLD en judío. 2-Mortificación: desemplear la tropa, cero compras para proveedores. 3-Deshumanización: gueto. 4-Odio: codicia electoral, Auschwitz-Birkenau.

Consumada la codicia electoral del PRM en febrero y mayo de este año, el próximo paso, que ya está en marcha, es llevar al PLD a culpabilizarse para desmoralizarlo. Avergonzarlo. 5-Culpabilización. Llevar al PLD al confesionario por pecador y culpable, golpes de pecho, retiro y silicio. Y para los descreídos, el diván del psicoanálisis, la catarsis para decir “somos culpables, pero no todos”. Sálvese quien pueda. Schadenfreude para sus promotores.

Como el pecado original es ser peledeísta, la recompensa absolutoria es la conocida: los conversos gozan de indulgencia, quedan libres de pecado; los colaboracionistas renovadores reciben el aplauso y reconocimiento mediático.

Vale recordar que los nazis fueron derrotados y su solución final al problema judío, un fracaso.

Igual ocurrirá en República Dominicana. La intentona neonazi no logrará convertir al PLD en problema y mucho menos borrarlo del corazón del pueblo dominicano.

Lejos de ser problema, el PLD fue solución con 26 mil aulas, 180 estancias infantiles, eliminación del copago y dignificación de hospitales, los CAID, Metro, Teleférico, democratización del crédito, soberanía alimentaria, 1 millón de empleos, reducción de desigualdades, auge del turismo y zonas francas, crecimiento de la clase media… y paro de contar.  

El PLD seguirá siendo la solución política a la hipoteca con tasas de interés variables y crecientes, al endeudamiento récord con las tarjetas de crédito, a los bajos salarios e ingresos, al anticipo estrangulador de negocios, a la baja rentabilidad de las empresas, a la electricidad cara y escasa y alimentos y medicinas a precios insoportables.

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