El otro censo

10-11-2022
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Hoy inicia el Censo Nacional, deseamos que les vaya bien y que sus resultados puedan ser utilizados para diseñar y ejecutar políticas públicas que algún día sirvan a la gente.

Sin embargo hay realidades que ameritan otro censo, ese que nadie hará.

No hay formulario para medir el dolor de las familias que al terminar las últimas lluvias recibieron la noticia de que a uno de los suyos se lo llevaron las aguas.

La desolación no se calcula en tablas de Excel, eso lo saben los miles de dominicanos que perdieron sus casas, enseres y vehículos arrasados por las corrientes de agua.

De nada vale que le lleven zinc, madera y colchones para que vuelvan a levantar sus casitas a la orilla de la misma cañada que cuando vuelva a llover las destruirá de nuevo.

El censo que se realiza no nos va a preguntar sobre los estados de ánimo, el deterioro de la salud mental, los días y noches que se llora por todo y por nada.

No hay instrumento que mida las iras retenidas que se traducen en violencia familiar y social.

Es cierto, ningún censo puede tabular el miedo a ser agredidos, sí, ese temor frío que se siente cuando se camina por las calles.

El sobresalto ansioso de millones de madres y padres hasta que vean sus llegar sus hijos a casa, no se mide, solo se siente.

Quizás sea iluso, pero siento que hace falta ese otro censo, uno que cense dolores y nostalgias, que mire los sentires y esperanzas rotas de este pueblo desde la medida justa de la solidaridad.