El IMAE y el 11 de septiembre
El Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) se aquilata mejor en el barrio.
El pequeño comerciante dice: no hay movimiento. El colmadero: todo está caro. Doña Esperanza: esto está muerto. Vio quebrar su negocito de vender comida. Sobrevive apenas vendiendo café.
Medido por el Banco Central el IMAE es pura abstracción. El barrio lo explica mejor: “no hay movimiento”. “No se ve el peso”. “No hay money”. Es lo que se oye. Mientras el gobierno se solaza.
Con gafas negras y blanca chacabana remangada, habla de turismo y saborea piña colada. Zonas francas y fideicomisos condimentan sus discursos.
En el barrio es el terror de los precios. Del hambre que asuela. “Hay gente comiendo una vez al día”, dice dramático el plomero. A él también se le ha desplomado su IMAE.
Pero hoy hay que recordar el 11 de septiembre. El golpe de Estado. La masacre en Chile. Las Torres Gemelas, en Estados Unidos. El terror emplazado en el centro de la vida para instalar privilegios y restringir libertades. El terror, dondequiera que vaya y quienquiera que lo lleve, va siempre contra el pueblo.
Ayer el terror abierto. La sangre. La destrucción. Hoy el terror sigiloso. Paralizante. El que igual reparte miseria: 700 mil dominicanos y dominicanas a la pobreza. De un zarpazo. Y reparte el erario público: 40 mil millones más a la nómina cada año. 125 mil millones en tres años. El “cambio” se traga el Presupuesto.
Inmovilizado su IMAE. Aturdido. Aterrorizado. El pueblo se pregunta callado: ¿Qué ha pasado que no se ve el chele?
Pero hoy hay que recordar a Salvador Allende. A Chile y a los muertos de las Torres Gemelas. Es 11 de septiembre. Es otro Día del Terror. Terror largo que no acaba.
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