Dios, esposa y familia
La cuarta palabra, la que le sigue es “arancel” y te explico por qué. El presidente Trump en Pittsburgh, Pensilvania, frente a un grupo de trabajadores, uniformados con casco y chaleco naranja, señaló que la palabra «arancel» era su cuarta favorita después de «Dios, esposa y familia».
El líder republicano, en medio de ese acalorado mitin en la fábrica de acero U.S. Steel, utilizó esos términos para asegurarles a los trabajadores que conservarían su empleo, gracias al arancel del 50 % que impondría al acero no producido en los EE.UU.
El presidente Trump pretende elevar los aranceles hasta el punto que las empresas norteamericanas no tengan otra alternativa que comprarle a los proveedores estadounidenses.
Esta medida reduciría el déficit comercial, sin embargo, no garantiza abaratar los costos para las empresas y ciudadanos, pues saca de competencia unos cuantos y permite una mayor concentración de mercado.
Estados Unidos es el segundo mayor importador de acero del mundo, proveniente, la mayor parte del metal de Canadá, Brasil, Corea del Sur y México, con quien había llegado a un acuerdo.
Muchas empresas directamente afectadas por los aranceles, creen que los planes de Trump son temporales o una especie de estrategia de negociación. Sin embargo, detrás de esas declaraciones de Trump, se esconde la intención del mandatario de continuar con su plan arancelario y revela que las treguas son una forma de ganar tiempo.
El presidente busca elevar los ingresos vía impuestos indirectos, es decir aranceles, a cambio de pasar la Ley “The One, Big, Beautiful Bill”, que extiende los incentivos fiscales otorgados en 2017 y agrega otros nuevos.
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