Día Internacional del Trabajador
Primero de Mayo. Toda una épica hace pocas décadas. El recuerdo de los Mártires de Chicago; de las luchas de trabajadores y trabajadoras por la jornada de ocho horas durante todo el siglo diecinueve y parte del veinte.
Ejecutados unos, linchados otros; aquellas mujeres en EEUU quemadas en la fábrica; aquí el movimiento obrero de los ingenios, Mauricio Báez asesinado en Cuba por el brazo largo de la dictadura trujillista; Balaguer y la persecución y destrucción del movimiento sindical.
Ahora la cooptación. La instrumentación. Patronal a sus anchas sin sindicatos y con subsidios. Trabajadores en la miseria y sin amparo. El salario miserable subsidia las ganancias, pero no repone ni la fuerza de trabajo.
Hasta el lenguaje ha cambiado a maravilla. No hay explotación, oligarcas ni burgueses. Sólo “empleadores”.Y el empleado o trabajador, agradecido, porque hay millones que no tienen en qué caerse muertos, pero buenos para mantener el salario en el piso.
Dura realidad la de dos millones de dominicanos y dominicanas que con salarios de 15 a 20 mil pesos hacen frente a una canasta entre 30 y 40 mil pesos y la de otros tres a cuatro millones desempleados y subempleados; chiriperos y echa días lanzados a su suerte con un gobierno que no para mientes en quitar subsidios a los chiquitos y alargar privilegios a los grandes y a sus socios.
Que nos manda a protestar para Nueva York porque aquí todo está de maravillas. Narcisista extasiado frente al espejo de sus encuestas.
Primero de Mayo. De la epopeya de ayer nos queda el feriado. Adocenado. Que se disfruta hoy sin recordar el martirio de aquéllos y aquéllas a quienes lo debemos.
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