No es extraño que el gobierno y sus comunicadores empiecen ya a imaginar complots y a adivinar tragedias. Ellos mismos las urden.

La tragedia ha sido el signo del grupo (de grupos) actualmente gobernante.

El primer gobierno de ese grupo (1978-82) concluyó con el suicidio de un gobernante humilde probablemente víctima de las hienas partidarias que lo devoraban como carroña.

El segundo (1982-86), además de las tragedias intestinas que empapaban de sangre los medios de comunicación, tuvo su cumbre con decenas de muertos en la poblada de abril de 1984.

El tercer período de gobierno del actual grupo (de grupos) gobernante (2000-04), además de las tragedias que incluyeron el acribillamiento del senador Darío Gómez (11/12/2001) pronto hará veinte años, se saldó con otra tragedia masiva: la quiebra de varios bancos y una inflación catastrófica que se tragó los ahorros de todos los dominicanos.

La administración actual nace marcada por la pandemia pero, ineficaz para lidiar con la crisis, a esa desgracia ha agregado otras: inflación galopante, cierre de programas sociales y masivas cancelaciones.

No debe sorprendernos que los actuales grupos gobernantes estén barruntando nuevas tragedias creyendo que pueden beneficiarse de ellas.