De Mike Pompeo a Juan Bosch

30-01-2023
Quiero que sepas
Ojalá, República Dominicana
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Es bueno el ejercicio de publicar sus memorias que practican cuando se retiran algunos ex altos funcionarios estadounidenses. Ellos ganan unos millones de dólares y notoriedad editorial mientras los demás tenemos acceso así a informaciones importantes.

Es el caso de Mike Pompeo. Acaba de publicar sus “memorias”. Y, aunque los votantes de su país lo hicieron ceder no una, sino todas las pulgadas, él las ha titulado “No ceder ni una pulgada…” (Never give an inch…).

Aún no sabemos si dedica algunas líneas a su intervención en el pasado proceso electoral dominicano para favorecer al PRM. Lo que sí dice la prensa es que “dedica todo un capítulo” a su  descarada agresión contra Venezuela.

MIL MILLONES DE DÓLARES dedicó el gobierno de Trump para “hacer miserable” la vida del pueblo venezolano hasta derrocar al presidente Maduro, confiesa Pompeo.

¿De dónde salieron esos mil millones de dólares? ¿De los bolsillos del pueblo estadounidense? ¿De los treinta mil millones de dólares despojados al pueblo venezolano? ¿Qué hicieron Guaidó y compartes con tanto dinero? ¿A quién rinden cuentas?

Sirvan tales preguntas para quienes crean que a Estados Unidos le importa la corrupción, a no ser como arma política.

La confesión de Pompeo demuestra que doscientos años después de proclamada la Doctrina Monroe, la potencia más poderosa de la Tierra sigue su evolución para peor. Que sus más altos dirigentes no comprenden el momento que vive la humanidad y que será mucho el daño y el dolor que seguirán causando no sólo a los demás, sino también a su propio pueblo.

Porque, como bien dijo Juan Bosch en 1968 a raíz del asesinato del senador Robert Kennedy, “…El poder sin una base moral es una fuerza desintegradora, más desintegradora cuanto mayor es y cuanto más se usa solo para defender intereses”.

Los constantes asesinatos masivos, los continuos crímenes de odio racial, la degradación de la sociedad y sus instituciones, la pobreza y desigualdad crecientes en EEUU…, demuestran que Bosch tenía razón.