Danilo es el problema
Si algo hay que reconocerles es el sentimiento carroñero. No es nuevo, siempre se ha tenido claro. No pierden oportunidad, aprovechan cualquier resbalón y momento oscuro para mostrarse y aprovecharlos a su conveniencia.
No matan, al menos no de frente, pero la muerte del otro es lo que les da de comer.
No vaya usted a creer que tienen un plan para mejorar o resolver nada. No sueñe con tener un aporte decente dentro de sus organismos, porque la razón de la rebelión no es esa, sino que se cuelguen las cabezas en estacas a la entrada del pueblo para confirmar su victoria.
El escenario perfecto lo han encontrado en X. Ahí no faltan las indirectas, las armas que se ponen en manos de los enemigos y el endoso de sus iguales. Todos esperando la descomposición del cadáver para darse gusto. Pero, ¿cuál velorio si no hay muerto?
Ojalá tuvieran el apoyo, la conciencia y la capacidad para entregarles lo que somos para ver a dónde nos llevan. La realidad es que solo esperan adueñarse de las siglas para seguir haciendo lo que mejor saben hacer, vivir de lo que otro caza.
Un pie dentro, para seguir dañando, y otro fuera donde ya tienen sus amarres.
De repente, aquí hay un solo culpable. No hay otra cosa que hacer. Abajo el que está arriba, y luego vemos qué hacer.
Por supuesto que Danilo es el problema. Ya no firma decretos.
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